miércoles, 8 de septiembre de 2010

Namaste


Vigésimo Tercer Día - Gracias Nepal

Me levanto con un sentimiento de tristeza por tener que dejar este lugar ahora que estoy viviendo algunos de los mejores momentos del viaje. Desayuno y doy un bonito paseo por Thamel. Es un lugar maravilloso. Todo está activo, todas las tiendas abiertas, los niños uniformados saliendo del colegio, los coches pitando y conduciendo como locos, los perros y otros animales intentando sobrevivir a toda aquella anarquía...es fantástico.

Qué decir del viaje, sin duda el viaje de mi vida. Tibet y Nepal, Nepal y Tibet. En mi cabeza siempre quedará, el mágico ambiente de Lhasa donde parece haberse parado el tiempo, los tremendos puertos de montaña del Tibet, la comida, los olores, la ruta del Annapurna...donde sin duda, empecé a nacer de nuevo. No soy nada místico, pero no sé de dónde me vino esa fortaleza, sería el Dhal Baat.

Tibet es precioso, mezcla los paisajes más bellos que he visto en mi vida, con un sentimiento religioso omnipresente. Grandes espacios abiertos, valles gigantescos, enormes zonas desérticas e inhóspitas, Lhasa, llena de peregrinos procedentes de todos los lugares del Tibet, la frontera Himalaya con Nepal, el Qomolangma (Everest), la presencia militar china...pero antes todo, lo mejor del Tíbet es su gente, que siempre tiene una sonrisa que dedicarte. Sin duda, volveré.

Dicho esto, me resulta complicado explicar que, sin embargo, lo que realmente me ha enganchado ha sido Nepal. Se trata de un país desastroso al extremo, pero que me ha dado una lección importante. A diferencia del Tibet, es Nepal quien ha hecho tambalear todo lo que yo tenía claro hasta el momento. He visto que hay otra forma de vivir, que desde luego no considero peor.

En ningún caso he sentido pena por la gente pobre de Kathmandú, que son la mayoría. Es cierto que por su sistema de castas y por la propia superpoblación, hay gente que realmente sí que está mal, que no tienen nada más que lo puesto, es decir, un pantalón roto y un harapo, y ellos sí que dan pena. Sin embargo, la gran masa de la población es pobre, pero se muestran felices. Allí, su preocupación es buscarse la vida cada día desde que se levantan, que no es poca cosa. Pero ello tiene como contrapartida que no tengan otros problemas que ahora me parecen ridículos que tenemos en nuestra sociedad. Habría que profundizar, pero me dio la impresión de que allí las familias permanecen unidas gran parte del día, en la puerta de su casa, buscándose la vida. En nuestra sociedad, hay familias que lo tienen todo, tele de 50", BMW, estupenda casa, pero no se ven en todo el día, y cuando se ven...Ya lo dijo San Agustín, "no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita."

Además dada su situación allí el individualismo no tiene cabida, porque es evidente que los problemas y dificultades se afrontan mejor en compañía. Aquí, en occidente, teniendo dinero, puedes ir a tu aire y no relacionarte con nadie, pues no te va a faltar de nada, pero en ocasiones caemos en un individualismo que puede llevar a la paradoja de que alguien se sienta tremendamente solo en una gran ciudad llena de gente. Supongo que es el precio que hay que pagar por tener nuestras necesidades básicas cubiertas, una vez más el Yin y el Yang.

Es hora de comer, y no puedo resistirme a tomar mi último Dhal Baat por esta vez. Cojo la mochila, regateo con un taxista, y me lleva al aeropuerto. Estoy recién duchado pero ya huelo mal...sólo del trayecto de Thamel a Trubhuban ya me ha impregnado el olor...es flipante y en el fondo ya no me desagrada tanto.

Los que me conocen saben que este viaje era algo que llevaba mucho tiempo deseando. La mayoría me dijisteis que me iba a venir bien, que lo necesitaba, sobretodo después de cómo he estado los últimos años. Pero yo no pensé que me fuera a cambiar mi vida de esta manera. Me ha sorprendido, creo que no volveré a ser el mismo, a pesar de que el ritmo de vida aquí nos lleva a su terreno.

Namaste significa hola y también significa adiós. En mi caso significa adiós y hola.

Adiós a una etapa realmente difícil en mi vida, en la que tengo que agradecer a todos mis amigos lo mucho que me han ayudado. El viaje me ha dado mucha fuerza y una nueva visión de la vida.

Y digo "Hola" a esta nueva etapa que comienza aquí, tras un viaje que me ha hecho nacer de nuevo con la fuerza de sus montañas. Dicen que el buen viajero debe estar preparado para no regresar a los lugares que ha visitado. Si esto es cierto, soy el peor de los viajeros. Es un "Hola" a Nepal, donde seguro que volveré, y a una vida en la que pensé que nunca volvería a tener ilusión.

Dhanebat Nepal.


PD: No soy quién para aconsejar nada a nadie, pero nunca abandonéis vuestros sueños, si están ahí es por algo y después de un sueño siempre viene otro. Este era el mío.


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