miércoles, 8 de septiembre de 2010

Namaste


Vigésimo Tercer Día - Gracias Nepal

Me levanto con un sentimiento de tristeza por tener que dejar este lugar ahora que estoy viviendo algunos de los mejores momentos del viaje. Desayuno y doy un bonito paseo por Thamel. Es un lugar maravilloso. Todo está activo, todas las tiendas abiertas, los niños uniformados saliendo del colegio, los coches pitando y conduciendo como locos, los perros y otros animales intentando sobrevivir a toda aquella anarquía...es fantástico.

Qué decir del viaje, sin duda el viaje de mi vida. Tibet y Nepal, Nepal y Tibet. En mi cabeza siempre quedará, el mágico ambiente de Lhasa donde parece haberse parado el tiempo, los tremendos puertos de montaña del Tibet, la comida, los olores, la ruta del Annapurna...donde sin duda, empecé a nacer de nuevo. No soy nada místico, pero no sé de dónde me vino esa fortaleza, sería el Dhal Baat.

Tibet es precioso, mezcla los paisajes más bellos que he visto en mi vida, con un sentimiento religioso omnipresente. Grandes espacios abiertos, valles gigantescos, enormes zonas desérticas e inhóspitas, Lhasa, llena de peregrinos procedentes de todos los lugares del Tibet, la frontera Himalaya con Nepal, el Qomolangma (Everest), la presencia militar china...pero antes todo, lo mejor del Tíbet es su gente, que siempre tiene una sonrisa que dedicarte. Sin duda, volveré.

Dicho esto, me resulta complicado explicar que, sin embargo, lo que realmente me ha enganchado ha sido Nepal. Se trata de un país desastroso al extremo, pero que me ha dado una lección importante. A diferencia del Tibet, es Nepal quien ha hecho tambalear todo lo que yo tenía claro hasta el momento. He visto que hay otra forma de vivir, que desde luego no considero peor.

En ningún caso he sentido pena por la gente pobre de Kathmandú, que son la mayoría. Es cierto que por su sistema de castas y por la propia superpoblación, hay gente que realmente sí que está mal, que no tienen nada más que lo puesto, es decir, un pantalón roto y un harapo, y ellos sí que dan pena. Sin embargo, la gran masa de la población es pobre, pero se muestran felices. Allí, su preocupación es buscarse la vida cada día desde que se levantan, que no es poca cosa. Pero ello tiene como contrapartida que no tengan otros problemas que ahora me parecen ridículos que tenemos en nuestra sociedad. Habría que profundizar, pero me dio la impresión de que allí las familias permanecen unidas gran parte del día, en la puerta de su casa, buscándose la vida. En nuestra sociedad, hay familias que lo tienen todo, tele de 50", BMW, estupenda casa, pero no se ven en todo el día, y cuando se ven...Ya lo dijo San Agustín, "no es más rico quien más tiene sino quien menos necesita."

Además dada su situación allí el individualismo no tiene cabida, porque es evidente que los problemas y dificultades se afrontan mejor en compañía. Aquí, en occidente, teniendo dinero, puedes ir a tu aire y no relacionarte con nadie, pues no te va a faltar de nada, pero en ocasiones caemos en un individualismo que puede llevar a la paradoja de que alguien se sienta tremendamente solo en una gran ciudad llena de gente. Supongo que es el precio que hay que pagar por tener nuestras necesidades básicas cubiertas, una vez más el Yin y el Yang.

Es hora de comer, y no puedo resistirme a tomar mi último Dhal Baat por esta vez. Cojo la mochila, regateo con un taxista, y me lleva al aeropuerto. Estoy recién duchado pero ya huelo mal...sólo del trayecto de Thamel a Trubhuban ya me ha impregnado el olor...es flipante y en el fondo ya no me desagrada tanto.

Los que me conocen saben que este viaje era algo que llevaba mucho tiempo deseando. La mayoría me dijisteis que me iba a venir bien, que lo necesitaba, sobretodo después de cómo he estado los últimos años. Pero yo no pensé que me fuera a cambiar mi vida de esta manera. Me ha sorprendido, creo que no volveré a ser el mismo, a pesar de que el ritmo de vida aquí nos lleva a su terreno.

Namaste significa hola y también significa adiós. En mi caso significa adiós y hola.

Adiós a una etapa realmente difícil en mi vida, en la que tengo que agradecer a todos mis amigos lo mucho que me han ayudado. El viaje me ha dado mucha fuerza y una nueva visión de la vida.

Y digo "Hola" a esta nueva etapa que comienza aquí, tras un viaje que me ha hecho nacer de nuevo con la fuerza de sus montañas. Dicen que el buen viajero debe estar preparado para no regresar a los lugares que ha visitado. Si esto es cierto, soy el peor de los viajeros. Es un "Hola" a Nepal, donde seguro que volveré, y a una vida en la que pensé que nunca volvería a tener ilusión.

Dhanebat Nepal.


PD: No soy quién para aconsejar nada a nadie, pero nunca abandonéis vuestros sueños, si están ahí es por algo y después de un sueño siempre viene otro. Este era el mío.


domingo, 5 de septiembre de 2010

De vuelta a mi querido negror

Vigésimo segundo día - De Pokhara a Kathmandú


Hoy comienzo mi regreso a casa. Estoy en Pokhara y he de llegar a Kathmandú como sea, así que le pregunto a Supersacamoni (es como el Sacamoni de Kathmandú pero a lo bestia, lo que pasa es que se le ve demasiado el plumero de que te quiere sacar los cuartos...) si hay algún autobús hacia allí.

Cuál es mi sorpresa cuando me dice que hay elecciones a Ministro (¿ein?), y que las carreteras están cortadas, que el transporte por tierra es imposible porque hay gente con ganas de marcha en ellas. Ni siquiera existe la posibilidad de pillar alguna furgoneta compartida con alguien, porque dice que si bien los pasajeros no corremos peligro, los manifestantes suelen sacar al chófer, darle de todos menos amor y lo mismo al vehículo.

Así que la única opción es el avión (que en el momento en que os escribo os digo que se estrelló diez días después y se mataron los 16 ocupantes que en él iban. No me extraña nada porque estoy seguro de que estos aviones no pasan ningún tipo de control, como los coches, lo que pasa es que los aviones si se paran en el aire, se caen, lo que viene siendo la fuerza de la gravedad...). Me cuesta sólo 40 euros así que saco el billete.

En el aeropuerto conozco a un holandés zumbado de unos 50 años que viene de la India. Es un vuelo precioso. A la izquierda los Himalayas, concretamente la zona de los Annapurnas y posteriormente la del Manaslu. A la derecha, el impresionante verde de las zonas más bajas.

Una vez en el aeropuerto de Kathmandú, me voy con el holandés en busca de un autobús que nos lleve al centro. Después de estar una hora subidos en el autobús esperando a que saliera, el holandés, otro recién llegado, dos nepalíes y yo, decidimos compartir un taxi. Éramos cinco, y allí los taxis son muy pequeños, como un Twingo más o menos. Nos dice el taxista que sí, que cabemos. Yo le digo, "oye, que somos cinco grandotes y con mochilacas". Él dice: "no pasa ná". Así que allá que vamos. Cómo estaría la cosa que no duramos más de cinco o seis metros. El taxita nos echó de mala manera...jejeje.

En ese mismo momento, salía el autobús que habíamos estado esperando. Nos subimos como podemos, y me quedé en la puerta. Bueno, realmente no tenía puerta, pero sí los tornillos que algún día la habrían sujetado. Pues al subir en marcha y con toda la gente allí, me clavé el tornillo en la espalda, pero bien clavado. El autobús me llevó a mi destino, con el estigma en mi espalda...volví a Thamel, qué bien me siento, quiero quedarme aquí para siempre...

Pronto se hizo de noche y me di un paseo por Kathmandú, que empezaba a atraparme a pesar de su negror (mal olor, suciedad y caos). Me sentía asombrosamente bien allí.

Me cené mi Dhal Baat de rigor y me subí a la habitación acogedoramente mugrienta de mi alojamiento. Desde la terraza se veía Kathmandú, oscuro...al fondo Swayambunath...el templo de los monos que visité mi primer día aquí, se cerraba un círculo...lloviznaba....

sábado, 4 de septiembre de 2010

Como un rey II

Vigésimo primer día - Merecido descanso en Pokhara



Después de ocho días, vuelvo a tener cobertura en el móvil, y me llega algún aviso de llamadas y algún mensaje, pero poca cosa...Anoche me pegué una ducha caliente y he dormido en una cama blanda. Esto es un lujo. Así que para no bajar el nivel, me he permitido ir a que me afeiten y darme un masaje de hora y media. Ya me daba hasta la risa, menuda dedicación que tiene esta gente, y menuda puntería, porque se han acercado a zonas muy arriesgadas...me han dado masajes en todo el cuerpo menos en el ohio y la huevada. Me he despertado con mis ronquidos varias veces...

Hago unas compras por la orilla del lago de Pokhara, estoy enamorado de Nepal, me encanta y me da mucha pena irme, aunque estoy muy feliz de haber descubierto este lugar, en el que, no sé por qué razón, parece que hubiera estado antes...seré la reencarnación de algún monje? ahora entiendo lo de mi calvorota...

Así que el día de hoy es de recogida, poco más, mañana volaré a Kathmandú.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Ruta Annapurna VII - Sanguijuela´s Party

Vigésimo día - De Ghorepani a Pokhara






Son las 4:00 AM y suena el despertador. He dormido poco, porque no quería quedarme dormido y perderme la subida nocturna al Poon Hill. Como dije en la anterior entrada, la idea es subir a dicho pico antes del amanecer, para intentar ver los ochomiles de la zona.

Me asomo a la ventana, y aunque es de noche, me da la impresión de que está nublado...empezamos bien. Sin embargo, después de lavarme la cara y volver a asomarme a la ventana, me doy cuenta de que las estrellas se ven perfectamente en el cielo. Menos mal que me lavé la cara...

Así que salgo rumbo al Poon Hill, con la preocupación de saber si las sanguijuelas duermen o están disponibles 24h. Como os imaginaréis, la respuesta correcta es la segunda.

Llego arriba donde hay una especie de torre de control. Ne subo a ella, está amaneciendo y la vista no puede ser más espectacular. En frente de mí tengo el Annapurna South, el Annapurna I y el Machhapuchhre, y a mi izquierda el imponente Dhaulaguiri.




Después de disfrutar un buen rato de la vista, desciendo del Poon Hill y regreso a Ghorepani, donde me pego un merecido desayuno. Son las 9:00 AM, con las fuerzas cargadas, emprendo la etapa que me llevará de nuevo hasta Pokhara. Se supone que se debe hacer en dos díasm pero yo la haré en uno, ya veremos...

El camino es parecido al de ayer, sólo que de bajada. Es una etapa de 18 km de bajada, que discurre por un sendero formado por piedras gigantes amontonadas que forman escalones, unos de pocos cm y otros de medio metro.







Como el desnivel salvado es bastante grande, una vez más el paisaje cambia varias veces a lo largo del día, y con ello la estructura de los pueblos y por supuesto, la forma de vida de sus gentes. Es impresionante que gente que vive en la ladera de una isma montaña lleve estilos de vida tan diferentes. Y es que, realmente voy estar casi 18 horas andando para bajar una montaña, es decir, toda esa gente vive en la misma montaña, pero algunos en una zona seca y desértica, más abajo otros viven en un frondoso bosque, después aparece la profunda selva tropical y por último, en el final de la etapa, la gente que vive en apacibles valles llenos de prado, y todos en la misma montaña!!!




He de centrarme en la parte tropical...Se trata de una zona en la que siempre están las nubes, la vegetación es exagerada, igual que la humedad. En fin, os podéis imaginar como estaba la cosa de sanguijuelas...Realmente, ha sido lo único que me ha sobrado en el viaje, me puse histérico. Me supera, eso de verme un gusano engordando anclado en mi tobillo...






Para despegarlas hay que echarles sal o quemarlas, pero yo no tenía ni sal ni mechero, ni tiempo que esperar. Cada vez que veía alguna, le arreaba un "mandao". Lo malo es que así te hacen herida, pero no pasa nada.

Entré en un "bar" de un pueblo donde llovía con fuerza y donde jugué una partida de ajedrez con un chico al que le pregunté que hasta dónde había sanguijuelas.










Me respondió que cuando cruzara el río en la otra orilla ya no había. Acabé la partida de ajedra, me puse en posición de salida y eché a correr ladera abajo hasta encontrar el río. Tardé tres horas, en las que a menudo llovía y las sanguijuelas caían de los árboles. Iba gritando como un loco, así tres horas...y cruzándome con gente que debió flipar.

Una de esas personas que me crucé fue una ambulancia humana. Me explico. En esa zona, los pueblos están unidos popr el sendero que os he comentado. Evidentemente, no pueden llegar coches, y como en todos los lados, la gente se pone mala. Pues yo iba bajando, y me crucé con una ambulancia humana, es decir, un hombre que llevaba a otro colgado de su espalda en una especie de cesto/camilla. El tío iba descalzo subiendo por esa mezcla de barro y pedrolos...Esa imagen me dio la fuerza suficiente para el resto de la etapa. Gracias ambulancia humana.

También me crucé con niños vestidos de uniforme y descalzos por esos caminos, con sus mochilas y en grupitos de dos o tres, seguramente comentando su día en el cole. Me parecía impresionante que ésa fuera la realidad de aquellos niños. Si lo vieran mis alumnos...






Al final de la etapa, despeja de golpe y parece otro día. El valle se hace verde y agradable, lleno de arrozales regados por un río fresquísimo en el que no puedo evitar pegarme un chapuzón.







Qué lejos y qué alto se ve el inicio del día cuando subí de noche al Poon Hill. Estoy en Naya Pul, bastante cansado, por lo que decido coger un coche/taxi hasta Pokhara. Dhal Baat y cama...

sábado, 28 de agosto de 2010

Ruta Annapurna VI (Stairway to Ghorepani)


Decimonoveno día - De Tatopani a Ghorepani


Tenía razón Felipe González, el guía nepalí de la pareja de catalanes, y el día ha comenzado soleado. Corro la cortina, y me encuentro una araña como mi mano de grande en la ventana...buenos días Tatopani!!!

Desde la tranquila y única calle que recorre Tatopani, puedo contemplar el Nilguiri. Parce mentira, lo estoy viendo y parece que es un montaje, un escenario.

La jornada de hoy en principio es la más dura, hay 1800 m de desnivel en 18 km, así que la pendiente media es fácil de calcular...(¿1o%?) y no sé si supondrá uno o dos días. En cuanto salgo del pueblo el camino principal continua pegado al gran Kali Ghandaki que discurre hacia el sur. Sin embargo, para acceder a Ghorepani hay que coger una pequeña senda a la derecha hiperempinada, que parte nada más cruzar un puente a la salida de Tatopani. La razón de coger este trayecto, que es muchísimo más duro que continuar bajando junto al río, es subir al Poon Hill, a 3200 m, y desde donde se pueden ver los Annapurnas y el Dhaulaguiri.

La subida es tremendamente dura, un camino empinadísimo y en cuestión de media hora, miro al cañón de donde vengo y ya ha quedado muy abajo. Esto es bestial.
Una vez más, a arquitectura se va amoldando a la orografía y a las condiciones meteorológicas, y aquí vuelven a ser una especie de cabañas de madera muy aisladas unas de otras y con gran terreno. Nada que ver con los pueblos de piedra de unos cientos de metros abajo.



El tema aquí, es que, como ya dije en otra entrada, las montañas son tan tremendas, que te pones a subir una de las que ni siquiera se ven, y resulta que has subido lo que en España sería subir al Veleta...pero no eres consciente, porque lo único que has hecho es subir por una ladera sin dejar de ver alguna montaña cinco veces más grande que tienes en frente, con loq ue te da la impresión de no haber hecho nada, sin embargo, te has pegado 8 horas para subir esa ladera...

El camino desaparece y comienza el calvario. Ahora la pendiente es acojonante y los pueblos están unidos entre sí por una senda vertical en medio del barrizal/bosque. Los ghurkas, de los cuales creo que he hablado en alguna ocasión, mejoraron las comunicaciones entre estos pueblos tirando pedrolos al camino, pero pedrolos como un sofá de grandes, con el fin de darle consistencia. Es superduro subir porque son "escalones" de piedras tiradas una encima de la orta sin orden ni concierto. Pero sólo de imaginar lo que debía ser desplazarse antes directamente por el barro en estas laderas casi verticales, en donde no para de llover...debía ser la leche. Aún así, de vez en cuando me cruzo con personas que transportan mercancías de un pueblo a otro.






El bosque se hace más y más húmedo, y en un descansito...zas!!! la primera sanguijuela, moviéndose de una forma absolutamente repugnante, como si necesitara esforzarse para dar asco...Salgo corriendo escalones para arriba, hasta que encuentro un chiringuito de los muchos que hay, que son pa verlos...Son casetas donde no suele haber nadie, pero que si pegas un grito "Namasteeeee" seguro que se asoma alguien. Venden agua, galletas y poco más. Le comento lo de la sanguijuela, y se parte de risa, de ver lo alterado que estoy por algo con lo que él convive. Me despido y digo, "voy a hacer una fotaca, que es gratis", y de repente, me cago en el copón!!! con la estampida que había pegado en la zona de la sanguijuela, me había dejado allí la cámara. Bueno, no os digo na, me tiré para abajo como un loco deshaciendo el camino de los escalones, no tanto por la cámara, sino por no perder todas las fotos que había hecho durante el viaje...madre mía, me quería morir sólo de pensarlo. Tuve que bajar algún kilómetro, y luego volver a subir claro, pero al menos, la cámara estaba allí, y aparentemente sin sanguijuelas.

Llevo unas siete horas caminando sin parar, y empiezo a buscar algún sitio para comer. Lo poco que hay está todo cerrado, porque es temporada baja por los monzones. Llega un momento que se me pasa el hambre, pero al final como un Dhal Baat en un lugar ocn un jardín precioso, en el que si mirabas un poco te dabas cuenta de que estaba asquerosamente lleno de sanguijuelas. No sé si os habréis dado cuentga, pero me dan mucho asco las sanguijuelas. He visto de todo aquí, arañas, ratas, etc,,,y no tengo ningún problema, pero que se me suba un gusano, me hinque su horrible boca en mi piel, y se deforme hinchándose a costa de mi sangre...me supera.

En fin, después de comerme el Dhal Baat de cada día, son las 4:30 y finalemente, puesto a hacer el bestia, pues lo que debía hacerse en dos etapas, lo voy a hacer en una, así que tengo que apretar todavía más el ritmo, porque el último tirón parece duro según el mapa. Y sí que lo es.








Llevo todo el día pensando si merecerá la pena tanto esfuerzo físico como el de hoy, por el hecho de contemplar los picos, eso si hay suerte y esta despejado. Creo que si vuelvo a esta zona, no repetiré estre tramo, es muy duro, y eso que me encuentro fuerte. Sin embargo, al llegar a Ghorepani, me lo replanteo al poder contemplar ante mis ojos los cuatro Annapurnas, el Machhapuchre, el Nilguiri y el Dhaulaguiri. Objetivamente es más espectacular que el Everest, que no lo es poco. Lo que pasa es que el desnivel en esta zona del Himalaya es mucho mayor. Las montañas son acojonantes, son otra cosa, no son montañas, habría que cambiarles el nombre. Estoy flipando, estoy aturdido. Entre el esfuerzo físico y esta recompensa sensorial, realemente estoy comop drogado, parece haberse parado el tiempo, el sonido, todo. No soy casi capaz de sentir nada y mi pensamiento se bloquea. Me ha superado esta imagen. Ahi esty, sudadérrimo, con el Dhaulaguiri detrás:
Me pido un te de menta, par aver si me centro un poco. De paso, encargo la cena, voy a cambiar el Dhal Baat por pollo con patatas fritas,,,jejeje.

La habitación está bien, con unas vistas tremendas, y la ducha regular na más. Además, no me traje toalla por no llevar mucho peso y me tengo que secar al aire...que precisamente no es caliente, con lo cual me pego una tiritona que flipas. Menos mal que abajo había una chimenea...

Estoy algo cansado y me acuesto a las 21:00, porque mañana a las 4:00 AM subiré otros 800m más hasta el Poon Hill, para ver los picos mejor todavía. El amanecer es el mejor momento del día para verlos, porque luego empieza el calor, que convierte la humedad en nubes, y te tapan la vista. Así, que hasra mañana.

domingo, 22 de agosto de 2010

Ruta Annapurna V

Decimoctavo día - De Ghasa a Tatopani


He pasado una noche estupenda y he dormido como un tronco quizá ayudado por los sonidos de la lluvia que no ha parado en toda la noche y del Kali Ghandaki que pasaba cerca de mí.

Por la mañana sigue lloviendo y un gallo que no tiene otra cosa que hacer que cantar como si fuera su última vez, me ha despertado a las 5 AM. No sé si lo he dicho en alguna otra entrada anterior, pero la diferencia horaria con España es de 3h 45 min. ¿A alguien le parece medio normal? Así que a las 5 AM es de día y el gallo canta y a las 7 PM ya es de noche, con lo que pierden dos horas de luz por la mañana y otras 2 por la noche...bueno, eso comparado con cagar por la calle no es nada...

Como no parece que la lluvia vaya a parar, comienzo la etapa sobre las 10 AM, y la verdad es que como para hoy hay tanto desnivel, en seguida puedo ver cómo en el valle de abajo ya no hay nubes y luce el sol. Me cruzo con un montón de gente, que al preguntarme de dónde soy, me felicita por la victoria de la selección en el Mundial.Es sorprendente el alcance que tiene el fútbol. Parece increíble que aquí, en medio del Área de Conservación del Annapurna, la gente esté tan enterada de esos temas. Además, siguieron el partido con atención, porque incluso suelen decirme lo guarros que fueron los holandeses, aunque para eso no hacía falta estar atento...

Lleva lloviendo horas sin parar, y el camino está muy jodido, incluso en ciertosd tramos ha desaparecido bajo una ladera que se ha derrumbado. Me comentan unos catalanes que en Pakistán está habiendo problemas srerios con la lluvia. Aquí, de momento la cosa está jodida pero sin problemas que yo sepa. Así que en ocasiones el camino se ve atravesado por un fuerte río que he de cruzar. Incluso en uno de ellos, me detengo un buen rato para ver por dónde cruzarlo y un paisano que me ha visto, me ha ofrecido que me cruza a coscaletas por 150 rupias. Le he regateado, más que nada por la experiencia de cruzar encima de un tío, pero no ha habido acuerdo económico.

Hace un calor horrible y se agradece que esté lloviendo, aunque con la humedad que hay, daría igual si no lo hiciera.

De este modo, y siguiendo un día más el curso del Kali Ghandaki, llego a Tatopani (aguas calientes). En este pueblo hay unas aguas termales que cuestan o,40 euros y que te dejan nuevo. Comparto baño con algunas personas del pueblo y con una pareja de catalanes que había visto algunos días antes en Muktinath. Llevan como guía y porteador a la versión nepalí de Felipe González. Nos lleva a un bar a tomar unas cervezas, pollo con curry y un chupito de ron nepalí, todo por 2,5 euros.

Para cenar me pido un Dhal Baat, y les comento a los catalanes que todos los días como y ceno Dhal Baat y me dicen que su guía lleva 26 años comiendo y cenando eso...se lo pregunto a él y me dice que no, que estuvo 15 días en Alemania y allí no comió Dhal Baat. Ahí queda eso. El caso es que me dice que debo comer el Dhal Baat con la mano, que sabe mejor. No sé si lo he dicho en alguna entrada anterior, pero sólo se puede utilizar la mano derecha para comer, porque la otra está reservada para hacer guarrerías como limpiarse el Ohio.

Me meto en la cama y me miro la planta de los pies y está negra. No me explico cómo puedo llevar los pies así...Mañana hay jornada muy dura, 2000 metros de desnivel hasta llegar a Ghorepani. Si hay suerte y estña despejado, cosa que dudo, podrñe ver el Annapurna I y el Dhaulagiri.

sábado, 21 de agosto de 2010

Ruta Annapurna IV

Decimoséptimo día - De Kalopani a Ghasa


Amanece con las nubes bajísimas y muy densas, así que creo que de momento va a ser imposible ver los picos. Si ayer el paisaje pasó del desierto al bosque, hoy sigo bajando altura, y cambio de bosque a selva tropical. Parece que he cambiado de país, pasando de algo así como Alaska a Brasil. Durante todo el camino he cruzado un montón de puentes que se mueven mucho, algunos de ellos espectaculares. También he cruzado bosques de manganda salvaje...es una visión increíble.

Así que dado el palizón que toca para hoy y que el camino es precioso, paro a tomarme un te (luego fueron dos...) en una casa en medio de un barranco vertiginoso. Me sienta como un guante, mientras miro el entorno repleto de vegetación, cascadas y sonidos.

Una ve z en Ghasa, voy a pasar la noche en un alojamiento limpio, cómodo y barato, ¿qué más se puede pedir? Dejo las cosas y doy un paseo por el pueblo, en el que no creo que vivan más de 20 personas. Me he encontrado con uno de los veinte habitantes y me he puesto a hablar con él. Le he preguntado por algunos topónimos que he visto y me ha explicado lo siguiente:

pani= agua
ghore = caballo
anna = comida
purna = lleno de
kalo/kali = negro
tato = caliente
ganga = río

De ahí muchos de los topónimos que habían llamado mi atención: Annapurna, Gangapurna, Ghorepani, Tatopani, Kalopani,,etc...

Me cuenta también que tiene un hijo alistado en los Ghurkas, una especie de infantería "mercenaria" que lucha en las filás del Reino Unido. El hombre lo dice con una mezcla de orgullo y tristeza, porque en estos momentos el hijo está en Afghanistán. Según he leído, los Ghurkas son seguramente la etnia más fuerte del mundo por su capacidad para caminar, soportar el cansancio y las penurias más chungas.

Después del Dhal Baat de rigor me voy a la cama a dormir y pensar en la etapa del día siguiente.

Ruta Annapurna III

Día Decimosexto - De Jomsom a Kalopani


He dormido muy bien, a pesar de los mosquitos topógrafos. Son una especia autóctona de esta zona de Nepal y tienen la particularidad de que, con sus picaduras te hacen el mapa de la zona en relieve por todo el cuerpo. Y es gratis.

Llega el momento del desayuno, sentado en la mesa, cuál es mi sorpresa cuando la mujer me planta dos platos de arroz gigantes. Le digo "...gracias, eres muy amable pero te había pedido dos huevos fritos". Es decir, le dije "two fried eggs", pero ella entendió "two fried rice". Tras la confusión, yo se lo repetía una y otra vez, y ella insistía en que sí, que ahí estaba lo que había pedido. Al final, le hice el dibujo de un huevo y entendió lo que quería...cosas del idioma.

Como ya he dicho alguna vez, hay cosas que por sí solas serían suficientes como para ir hacer este viaje, y la etapa de hoy, es otra de ellas. Ha sido una etapa precisosa y mi videocámara que no ha funcionado en todo el día, a pesar (o por culpa) de la sesión de ostiaterapia a la que la he sometido.

El pasisaje ha ido cambiando a medida que iba desciendo metros, siguiendo el curso del Kali Ghandaki, un caudoloso y violento río, que forma, con 7000m, el cañon más profundo del mundo. Y es que, el Kali Ghandaki discurre en su tramo final a 800m y tiene a un lado el Annpaurna I (8091m) y al otro el Dhaulagiri (8167m).

Así que la etapa ha comenzado en la zona árida y desértica de Jomsom a la zona boscosa y llena de agua del valle de Kalopani. Pero para llegar de un lugar al otro, el camino ha ido pasando por pueblos preciosos, cuidadismos y decorados con un encanto increíble. Me he cruzado con mucha gente que como siempre me saluda con un "Namasteeeeee", jejejeje. También me he cruzado con muchos porteadores de mercancía entre pueblos. Suelen ir descalzos o con unas chanclas petarderas, pero tienen unas piernas muy fuertes y fibrosas. A algunos de ellos, a los que no veía muy cansados o los que estaban parados descansando, les preguntaba por el siguiente pueblo para saber si iba bien, aunque la verdad es que el camino no tiene pérdida.

Uno de los pueblos por los que debía pasar es Marpha. Es un pueblo precioso en la ladera de un valle. Está lleno de huertas, frutales y animales domésticos. La gente aquí es muy rica, tienen de todo. Incluso el "ayuntamiento" del pueblo multa a quien ensucie el pueblo, incluso deben estar atentos a que sus animales no suelten sus sustancias de deshecho por las calles.

Además, en este pueblo se cultivan muchas manzanas, según se dice, las mejores de Nepal. Así que, tenía que probarlas. Compre cinco, y la verdad es que estaban muy buenas. Son verdes y un poco ácidas. Con ellas, también hacen tartas y licores. Me compré tres botellitas...porque nunca se sabe.

Quiero hacer un comentario hoy a algo que no sale en las fotos ni en el video, a veces afortunadamente, y a veces no. Me refiero a los olores. Ya he hablado de los de Kathmandú. Pues bien, los de la etapa de hoy han sido parte crucial. Ha habido olores de frutales, de flores, de la humedad del bosque, y al final de la etapa, en una zona que me ha recordado a Galicia (incluso había hórreos), el olor de las chimeneas. Cada uno de esos olores han dado el matiz último a la mezcla de sensaciones que conforman el recuerdo de cada momento.

En Kalopani, destino de la etapa de hoy, parecía que era "el Día Mundial del Tejado". Estaba todo el mundo arreglando el suyo, con el mismo material que lo hacían en Lhasa, pero esta vez sin coreografía. El alojamiento es muy bueno y me pego una duchaca de agua caliente que marca un antes y un después en la historia de las duchas con agua caliente. Ceno pollo, no Dhal Baat, no porque no me apetezca, sino porque me siento un poco obsesivo...

Está lloviendo, pero hace una noche magnífica. Me voy a la cama rezando el "Oh mani padme hum", para que mañana esté despejado y pueda ver el Annapurna y el Dhaulagiri.

viernes, 20 de agosto de 2010

Ruta Annapurna II

Día Decimoquinto - De Khinga a Jomsom


He visto piedras más blandas que la cama en la que he dormido, pero bueno, el lugar me encanta y por 0,33 euros que ha costado dormir...no está mal.

Toca levantarse temprano para intentar llegar al Thorung La, un paso a 5400 m. Personalmente, creo que va a ser jodido porque es salvar un desnivel de 2100 metros pero partiendo ya de 3300...

Por si sí o por si no, me zampo un desayuno de un par de huevos (literalmente), dos tostadas con mantequilla y café con leche. Si me hago un análisis de colesterol ahora, reviento la máquina...

Sólo llevo un día en esta zona y es la parte del viaje donde, de momento, mejor me he sentido. Al principio del viaje, he de reconocer que echaba de menos todo lo relacionado con España, pero desde que estoy en esta zona, he desconectado totalmente, siento como si llevara aquí toda la vida. No tiene nada que ver con el resto de Nepal. Es un rollo totalmente tibetano, pero sin el rigor de aquél clima y con más "comodidades" (véase lo referente a la cama al inicio de esta entrada). Me siento lleno de fuerza y vitalidad, tanto física como psicológicamente. La combinación piscina-trócolos ha dado su fruto, es lo mejor para la montaña.

Así que con esta energía, salgo hacia Muktinath, donde hay un templo hinduista, que si da tiempo, visitaré a la bajada, porque el intento del Torung La va a llevar su tiempo. No obstante he pasado de 3300 m a 4200 en hora y media. Sin embargo el mal de altura es algo que a cada persona le comienza en un punto, dependiendo del hierro que tenga en la sangre, capacidad pulmonar, etc. En mi caso, voy perfecto hasta 4200, y ahí empiezo a notarlo.

Así que veo claro que va a ser imposible llegar hasta arriba. Me detengo en el último lugar habitado antes del Torung La, una casa de piedra en mitad de una ladera empinadísima donde vive una mujer que prepara te y prepárate. La tía vive sola ahí en el quinto pino, y hace bufandas y mantas de lana. En invierno no se aburre nada (léase en tono sarcástico).

La lluvia y el frío son la gota que colma el vaso para desistir en subir al Torung La, además de ser demasiado desnivel para un solo día. Así que disfruto de la bajada de nuevo hasta Muktinath, donde esta vez sí que entro al monasterio y me mojo las manos, pero sin pedir deseo, en la fuenbte de los cien chorros. El templo está lleno suddhus que tienen un morro que se lo pisan. Tocarse la huevada es un ejercicio gratificante donde los haya, el problema es que la gente no te suele dar dinero por hacerlo, más teneiendo en cuenta que durante todo el camino hay gente dejándose el lomo arreglando las carreteras que están destrozadas por las lluvias...es que los sadduhs saben mucho.

Finalmente y tras un retorno frenético y recorrer 31 km a una altura considerable, llego de nuevo a Jomsom. El alojamiento de esta noche es muy rural, personalmente me gusta. Nos atienden una mujer y una niña a la luz de las velas porque no hay electricidad. Por supuesto ceno Dhal Baat y me quedo nuevo. Me tengo que duchar en la letrina propiamente dicha, porque no hay otro agujero/desagüe en la casa. No hay agua caliente, así que la mujer caliente agua en un cazo y me lavo como puedo.

Leyendo el anterior párrafo, diréis, pues vaya una mierda de sitio y de vacaciones. Sin embargo, ahora estoy escribiendo esto en la libreta chunga que compré en Kathmandu y me siento en la gloria, en una cama humilde, pero que en comparación de la cama pértra de esta noche, me parece un paraíso, y es que todo es relativo.

Todavía no me he ido y ya quiero volver. Y es que, no sé por qué pero aquí, hablo con todo el mundo y me siento muy suelto, como el arroz del Dhal Baat.

sábado, 14 de agosto de 2010

Ruta Annapurna I

Decimocuarto día - Vuelo a Jomsom y Trocolo's moment



Son las 4:30 AM, hora de levantarse. El avión hacia Jomsom sale a las 6:00 pero el aeropuerto está muy cerca. Cuando llegamos al aeropuerto de Pokhara (que es bastante más pequeño que la estación de autobuses de Cartagena) está cerrado, y nos quedamos esperando a que abran la puerta en la calle. No somos más de veinte personas. Una vez que la abren...no hay electricidad en todo el aeropuerto, así que, aunque no os lo creáis, facturamos iluminados con una vela!!! El aeropuerto de llegada (Jomsom) tiene fama de ser uno de los más difíciles para aterrizar en el mundo, por estar entre montañas y por las condiciones meteorológicas. Y viendo el nivelazo que hay en este aeropuerto...esperemos que el avión y sobretodo el piloto estén mejor.

Pues la cosa de momento pinta regular ná más porque nos avisan a grito pelao que el avión va a salir como muy pronto a las 8 de la mañana porque la cosa está jodida en Jomsom. Madre mía...Pues nada, aquí estaremos esperando. El tiempo pasa y el avión que no sale. Nos dicen que como muy tarde saldrá a las 12:30 y que si no, habráque esperar al día siguiente. La verdad es que no tengo muchas esperanzas de que lo vayamos a coger hoy, pero de pronto, un trabajador del aeropuerto empieza a gritar: "Jomsom, Jomsom". Hemos tenido suerte!!!

Subimos al avión y eso es pa mear y no echar gota. El avión tiene 16 plazas. Es como una furgoneta con alas. Pero bueno, no hay otra cosa...empieza a acelerar, parece que va a reventar...le cuesta subir...veremos a ver...uuuuffff....siiiiiii....estamos en el aire!!!!

Hay varias cosas que por sí solas bien merecerían un viaje a Nepal. Y este vuelo es una de ellas. Es impresionante. Va todo el rato rozando las montañas que cada vez son mas altas y escarpadas. El paisaje es espectacular. Pero el vuelo sólo dura 25 minutos y cuando me quiero dar cuenta ya está aterrizando. La pista en Jomsom está curvada hacia arriba para ayudar a que la avioneta pueda frenar antes de que se acabe. El avion incluso culea del frenazo que pega, es super emocionante.

Jomsom era para mi uno de los destinos mas esperados del viaje. Cuando llegue, me quede alucinado. Es mucho mas pequeno de lo que esperaba. Una vez mas, hemos cambiado de pais. Aqui la gente y la arquitectura vuelven a ser integramente tibetanas, y es que, tibetano que ve un solar a mas de 3000 metros, tibetano que ve un lugar perfecto para vivir.

Entro en el control de los permisos para la ruta. Consiste en que te apuntasn en un libro, para que quede constancia de por donde vas a estar, por si pasan los dias y no has dado senales de vida en el siguiente control.

La idea inicial para la priemra etapa es llegar a Kagbeni, un pueblo que esta justo en el limite del simbolico Reino de Mustang. En cuanto abandonas Jomsom, el paisaje se vuelve arido y desertico, muy parecido al Tibet. Y es que, realmente, en cuanto a cultura, raza y paisaje, algunos mantienen, que este es el verdadero corazon del Tibet (sin estar en el) porque al pertenecer a Nepal, se ha mantenido al margen de la represion china.

El paisaje es precioso y la ruta es de continua subida, asi que no nos detenemos en Kagbeni y continuamos hacia Muktinath. Cada vez todo es mas espectacular. El camino no para de subir y me doy cuenta de la gran diferencia entre el Himalaya y cualquier otro lugar: aqui, por mucho que subas, siempre hay una montana mas alta, nunca acabas de subir.

Despues del esfuerzo de la caminata, aparece, en mi opinion, el alojamiento perfecto. Una casa con un jardin lleno de mandanga y en el que cuesta cada cama 0,30 euros y cada cerveza 3 euros, es decir, por el precio de las 3 cervezas que me tome, podria haber dormido 30 dias alli...

Rodeado de tanta mandanga, me vi obligado a negociar con la duena, y finalmente y como era de esperar me eche un trocolo. La verdad es que no era gran cosa, pero me vengo arriba y propongo al grupo algo que no estaba previsto: intentar subir al Torung - La al dia siguiente. Deberiamos salvar un desnivel de 2150 metros, pasando de 3300 a 5450, me parece demasiado.

Estamos solos en el alojamiento, y Nima, la duena, nos prepara un exquisito Dhal - Baat. Mientras lo cocina, conozco a un chaval con el que me echo cuatro trocolos en un momento. Es un fiera. Es hijo del rico de la zona, el hombre que se encarga de construir y reparar las carreteras y caminos. Estuvimos hablando de Nepal, de Espana, de su estancia en Hong Kong, del Reino de Mustang y del Tibet. Me comenta que cuando nacio, el se llamaba Shantous (luz infinita) y que era un nino muy lloron. Pero que su abuelo murio de una forma casi mistica como pocos lamas mueren, algo relacionado con agujero en la fente, no lo entendi muy bien, el tio iba fino tambien...El caso es que cuando su abuelo murio, el dejo de llorar, y entonces le cambiaron el nombre a Shanti (paz). Una historia curiosa.

Nima me pregunta por el desayuno del dia siguiente. Su oferta es: dos huevos fritos por un solo lado (si no, te los frien por los dos), 2 tostadas y cafe con leche, 2,40 euros. Es caro para ser Nepal, pero el sitio es idilico. Dormir + cena Dhal Baat 3,90 euros.

Con la tripa lleba de Dhal y de Baat, me voy a la cama que la jornada de manana promete ser dura.

viernes, 13 de agosto de 2010

Como un rey

Decimotercer día - Paseando por Pokhara


Amanece en Pokhara, me asomo al hotel y justo en frente tengo el lago Phewa, que es el segundo más grande de Nepal. El lago está rodeado de montañas, que como siempre, parecen pequeñas por la comparación con las demás, pero que no lo son. Encima de la que tengo enfrente3, hay una estupa, llamada Estupa de la Paz Mundial...estos no se andancon tonterías, ya que se ponen...

Para llegar hasta ella, lo primero que hay que hacer es cruzar el lago, para lo cual hay una gran oferta de barquichuelas de todos los tipos. Tras regatear unos cuantos precios, cogemos la que nos ofrece el que más fumado iba. En mi opinión es un buen criterio...Una vez en la otra orilla y con una humedad y un calor tremendos, hay que tirar para arriba. Aunque no tiene nada que ver con lo que vendrá a partir de mañana en la Ruta de Jomsom (Annapurnas), me sirve para constatar que me siento muy bien y muy fuerte.

La verdad es que en mi opinión la estupa no vale mucho, lo mejor es la vista que hay desde allí. Se ve el lago al completo, Pokhara, el Machhapuchre y algunos picos más altos aún.

El camino de la parte de atrás de la montaña, discurre por una zona llena de casitas de labranza y rebaños de animales. La vista hacia los campos de arrozales brillantes por el sol es preciosa. Al final del camino se llega a una zona de Pokhara que nada tiene que ver con la parte turística donde se encuentran los alojamientos y servicios. Así que negociamos con un hombre que nos lleve en su furgoneta destrozada hasta un asentamiento budista tibetano que hay a unos km de la ciudad. Se supone que los monjes allí tocan música diariamente a las 15:30, pero ese día tienen preparación de exámenes y no hay función. Así que lo más destacado en mi opinión es el restaurante donde hemos comido, un lugar lleno de fumetas de marihuana en el que, como no podía ser de otra manera, han tardardo hora y media para ponernos unos spaguetis, pero no se han estresado, hay que entenderlos.

El taxista nos deja en la Vieja Pokhara y nos pide más dinero del acordado. A pesar de que intentamos decirle que no habíamos quedado en eso, se pone algo violento, y preferimos evitar conflictos. La realidad es que ha sido el único detalle feo que hemos tenido en toda nuestra estancia aquí. El camino de vuelta a la Pokhara nueva nos ha llevado toda la tarde con un sol y una humedad terribles. He acabado mi crema protectora factor 50 y aún así se me ha quemado el cartón.

Después de cenar, doy un paseo por la calle que va pegada a la orilla del lago y me asomo a los numerosos puestos y tiendas. Hay cosas superchulas para hacer regalos, pero lo dejaré para cuando volvamos de la ruta. En uno de los bares que dan al lago, hay música en directo, están tocando Creep, de Radiohead, así que me voy a la cama con la canción en la cabeza. Sólo son las 9 de noche, pero aquí oscurece muy temprano y además, mañana hay que levantarse a las 4 para coger el avión.

Hacia el centro de Nepal

Duodécimo día - De Kathmandú a Pokhara


He dormido muy bien, y antes de desayunar voy a comprarme una libreta y un boli, porque todo lo que he escrito en el blog hasta ahora, previamente lo he ido apuntando en donde he ido pillando, hasta en las cajas de las pilas que he ido comprando y en algunos tickets o papeles de publicidad.

Así que me doy un paseo por el entorno del hotel. Como os podréis imaginar, lo de siempre, un desastre. Destacaré que voy con chanclas por descansar un poco los pies tras muchos días con las botas, y he de tener cuidado con dónde piso. Charcos hediondos, pescado podrido, excrementos de todos los tamaños. Pero tampoco puedes ir mirando al suelo, porque aquí los coches, motos, vacas, perros y caballos van por donde les da la gana. Sin embargo, voy encantado en este paseíto mañanero. mi sensación es bien diferente a la que tuve el primer día que llegué a Kathmandú. Dentro de todo esto, hay algo que me hace sentir bien y creo que es, precisamente quetodo este desastre te hace relativizar otras preocupaciones o problemas.

Al final encuentro una tienda donde tiene pinta de haber de todo a pesar de que tras el pequeño mostrador cabe a duras penas el dependiente. La mayoría de las tiendas sonasí en Kathmandú. Compro un boli y una libreta, ambos usados...porque no e encontrado nuevos, y el boli se me revienta a mitad de camino...en fin, tendré que apañarme como sea.

Desayuno como un rey y subimos subimos a la furgo rumbo a Pokhara. Los extraradios de Kathmandú son canela en rama. Todo lleno de gente pa allá y pa acá, y por mucho que les miro, no sé exactamente qué hacen. Hay muchísimo tráfico, especialemente motos y camiones, estos últimos tuneados al estilo Bollywood y con unas bocinas que emiten unas melodías largas y cachondas de música india.

Sigo constatando que aquí no hay ni un centímetro cuadrado liso. Esto es todo una sucesión montañas y valles, plagados de ríos y de unavegetación exhuberante. Lo que ocurre es que hay montañas tan altas, que otras no lo parecen y también lo son. Sólo te das cuenta cuando empiezas a subirlas por la carretera llena de curvas. Así de golpe pasas a otro valle y percibes el cambio en la arquitectura, en las ropas. En ocasiones, pasas de un valle sucio y contaminado, a otro limpio, rural y cuidado. Así, es de entender la cantidad de etnias, culturas e idiomas que tiene Nepal.

El tráfico desciende a medida que avanzamos por la carretera que va pegada al potente río Trisulo, que va lleno de barro de todo lo que arrastra con su fuerza. Aún así, de vez en cuando veo niños bañándose en él, como se los lleve la corriente, aparecen en Calcuta...

Como decía antes, la arquitectura ha cambiado. Aquí las casas soncomo chozas de madera muy bonitas por toda laladera de las montañas, bien cuidadas, muy separadas unas de otras y con amplio terreno de cultivo. Atrás quedó la aglomeración de Kathmandú y su extrarradio. Todo es muy rural pero nada pobre, todo lo contrario.

Sé que nos acercamos a Pokhara porque por encima de las nubes asoman algunos picos imponentes, como el Machhapuchre. Este es un pico al que está prohibido subir y al que nadie ha subido. Está declarado sagrado, antes de tal declaración un grupo de 19 alemanes intentaron coronarlo y murieron todos. La verdad es que a pesar de tener "sólo" 6993m es afilado lo mires por donde lo mires.

Seis horas después, al fin en Pokhara. No me esperaba así esta ciudad, no tiene nada que ver con todo lo que he visto antes en Nepal. Tiene un lago precioso y está muy (quizá demasiado) preparada para el turismo, y es que es la puerta de entrada al macizo central del Himalaya, el de los Annapurnas. Es aquí también donde se tramitan los permisos para acceder a esa zona de rutas de montaña (intentaré evitar la palabra trekking). Así que directamente sin comer porque cierran la oficina y tras pagar unos 30 euros, ya tengo mi tarjetita de montañero nepalí con mi foto y mi sello. Ahora sólo me falta dar la talla subiendo y bajando montañacas. De momento para coger fuerza, hago una única ingesta desayuno-comida-cena en un koreano que me deja nuevo.

Ruta de la Amistad VI

Undécimo día - De Zangmu a Kathmandú


Casi sin darnos cuenta, llegamos al último día de la Ruta de la Amistad. Atrás quedan muchos monasterios, molinos de oración, la represión china, los paisajes sobrecogedores, el Everest, la comida tibetana...y sobretodo la gente. Y hablando de gente, es hora de despedirse de Dolma, nuestra guía (obligatoria en Tibet) que se ha desvivido por nosotros. Y el chófer, que nunca supe su nombre, un poco loco, tenía la capacidad de hacer cualquier cosa mientras rezaba sin parar, desde la mañana hasta la noche.

En fin, nos despedimos de ellos en la frontera, donde a las diez en punto entran en fila india (¿por qué se llama india? precisamente los indios que he visto no son muy ordenados guardando cola...) ocho policías chinos. Empieza el trámite. Nos registran de arriba a abajo y...premio!!! me quitan la guía del Tibet, porque claro, no es bueno para el orden cosmológico universal llevar una guía de un país que no existe... Me habían advertido que la escondiera, pero la verdad es que me jodía, además de que no me apetecía desmontar la maleta...

La frontera es realmente un caudaloso y potente río cuyas dos orillas son mundos muy diferentes. Nada más cruzar el puente, lo que más llamó mi atención fue volver a percibir ese olor...Mentiría si digo que es agradable. Una vez más el caos, los animales sueltos, la gente descalza, los coches pitando...estamos de nuevo en Nepal. Pero si bien la primera impresión no fue muy agradable, la realidad es que en esta ocasión sentí cierto bienestar con este reencuentro.
Dolma se había puesto en contacto con el hotel de Kathmandú, y estaban esperándonos en la otra orilla. La "carretera" había desaparecido en varios tramos debido a las fuertes lluvias de la noche anterior. Los resto de ella estaban ahora en el barrranco. Muchos trabajadores retirando piedras gigantes sin ningún tipo de máquina. Así que tienen que ir a buscarnos en 4x4 para pasar esas zonas (que eran pa cagarse) y después continuar con una furgoneta.

De camino a Kathmandú y al paso por Bhaktapur,vemos mucha presencia policial armada con escopetas más grandes que los policías. Me comenta el chófer como lo más normal del mundo que ayer un jefe ha matado a su empleado y que la gente se ha puesto de huelga (las huelgas aquí no consositen en no ir a trabajar y quedarse en la cama, sino básicamente en montarla fina). Hablo con él y me comenta que no hay problema, que sólo afecta a Bhaktapur y que en ningún caso se verán afectados los turistas.

Así que continuamos hacia Kathmandú, y nos vemos retenidos en un atasco durante dos horas, y es que una de las entradas a la ciudad está cortada porque una empresa japonesa está ampliando el acceso, construyendo una carretera en la que los coches podrán ir a la vertiginosa velocidad de...60 km/h. Se le salen los ojos de la emoción mientras me lo cuenta...

Al llegar a Kathmandú, es la hora de salida del colegio, y me sorprende tremendamente el contraste entre los estudiantes, que van perfectamente uniformados, ellos y ellas, con trajes planchados azules claritos y corbatas oscuras, y la mierda que lleva el resto de la gente, que no ha visto el agua ni en foto. No entiendo nada.

Al final, llegamos al Int. Guest Hostel, donde nos alojamos y empezamos a preparar la Ruta de los Annapurnas. Mañana bien temprano cogemos el vuelo hacia Pokhara, que es la puerta de entrada para la ruta.

Ruta de la Amistad V

Décimo día - De Rongbuk a Zangmu (frontera Tíbet – Nepal)


Todavía no os lo he dicho pero desde un principio soy el encargado de llevar el bote de dinero del grupo, y alguna pifia he hecho ya. La última, esta noche tras venir del trayecto al campo base, cené y me metí vestido con la ropa de montaña en mi saco y tapado con tres mantas sin pagar la cena,así que Miquel tuvo que despertarme para decirme: “oye tío, que no hemos pagado…”.Saqué la mano, le di el bote y al segundo siguiente ya estaba durmiendo. No quería saber nada del bote ni de ninguna otra cosa que no fuera dormir. Pero me duró poco el sueño, porque de pronto Alfredo, que seguía resfriado empezó a gritar y a cagarse en to lo que se menea. Resulta que llovía tanto que a la tienda le salió una gotera que casualmente le caía encima de su “cama”. En seguida vinieron los tibetanos de la tienda de al lado, y se lo llevaron a otra, vete a saber dónde, pero con la que estaba cayendo fuera, que ya era nieve, pensamos que con esa gente estaba en buenas manos. Pero antes de irse, nos taparon a todos con cariño maternal y nos echaron otra manta encima a pesar de que, al menos yo, les decía que no era necesario. Qué bien nos cuidaron.

La noche anterior durante la cena, bebí mucha agua caliente con azúcar, que era la única bebida que teníamos ahí arriba y que viene bien para el mal de altura, y que un eficiente jovencísimo chaval tibetano, se encargaba de que no nos faltara. Así que me pasé la noche con unas ganas de mear tremendas. Digamos que mi noche se centro en eso, en la lucha entre las ganas de mear que tenía y las pocas ganas que tenía si quiera de plantearme salir del saco. Me dolía todo lo que se conoce como aparato urinario, pero aguanté como un campeón hasta que se hizo de día, momento en el cual salí de la tienda corriendo como un loco y tiritando.

La tormenta hacía pensar que iba a ser imposible ver el Everest, sin embargo el amanecer albergaba cierta esperanza. Así que finalmente entró Alfredo que había dormido en algún lugar por ahí, diciendo que nos levantáramos que el Everest se estaba empezando a dejar ver. Pero es tan grande, que tiene espacio para todo, zonas de sol, zonas de sombra, nubes, niebla, claros…y no sabes cuál de estas zonas acabará imponiéndose a las demás. Total, que Alfredo tenía ganas de subir porque la noche anterior le fue imposible, así que no dudé en acompañarle y volver a subir. Pero esta vez sí que pudimos verlo…madre mía que disparate más grande.

Ha sido una de las experiencias más increíbles de mi vida. Creo que todos tenemos lugares especiales por alguna razón, y para mí este es uno de ellos. Desde pequeño, pasaba horas mirando esa zona del planeta en los mapas o en la bola del mundo que me regaló una tía mía. Pasaba el dedo por encima del Himalaya para intentar percibir el relieve. Cuántas horas habré pasado imaginando cómo sería aquello…y lo estaba viendo con mis propios ojos. Se habían cumplido por tanto, los dos objetivos que me planteaba en la primera entrada del blog: respirar el aire fresco de la meseta tibetana y ver el Everest con mis propios ojos.
Era hora de irse y deshicimos el camino girando la cabeza cada dos pasos…qué penica más grande.

Nos subimos en la furgoneta y volvimos por la única carretera que accede a la zona restringida del Everest. Como siempre los niños corrían del campo hacia la carretera con una gran sonrisa y saludándonos diciéndonos “Tashidelé”, que es hola en tibetano. Volvim9os a pasar por Tashi Dzong donde esta vez no vimos el pantalón de moda, pero sí que salieron a nuestro paso unos cuantos niños que se bañaban desnudos en un río enorme.
Continuamos el camino durante el cual pudimos ver el imponente Shisa Pangma, que si bien es algo más bajo que el Everest, es aún más espectacular por estar más aislado y tener por tanto un desnivel mayor. Subimos un último puerto, y a partir de aquí, cambiamos de vertiente himalaya y el de pronto pasamos de la aridez tibetana a un paisaje absolutamente tropical. Seguíamos en Tíbet pero esto ya era otra cosa. La carretera se hizo angosta y empezó la frenética bajada hasta la frontera con Nepal a lo largo del curso de un rio que formaba un cañón profundísimo. Y es que aquí la naturaleza es siempre un poco bestia. La carretera estaba destrozada, al igual que la cabeza de nuestro chofer, que parece que había aprendido el código de circulación de memoria, para saltarse cada uno de los puntos, hablaba por el móvil, adelantaba en línea continua, intentaba atropellar a gente (especialmente a gente china…).Asíque cuandop llegamos a Zangmu, habría besado el suelo si no fuera porque por sus calles empinadísimas bajaba el agua con fuerza.

Sin más, cenamos y nos vamos a dormir. Es nuestra última noche en el Tíbet. Mañana cruzaremos la frontera y volveremos a Nepal.

jueves, 5 de agosto de 2010

Ruta de la Amistad IV

Noveno día - De Shegar a Rongbuk (y campamento base del Everest)


A pesar de lo rústico del alojamiento, he dormido como un tronco, así que me levanto con energía y con ilusión por lo que tenemos para hoy: llegar a la zona del campamento base del Everest. La distancia de la etapa de hoy es de sólo 90 km, pero seguramente nos llevará todo el día recorrerla porque la carretera es una pista muy mala y hay que pasar dos puertos de montaña que son tela marinera.

Nada más dejar Shegar, un control chino de no sé qué ni para qué...pero ahí que tenemos que esperar la cola, enseñar los pasaportes, etc. Coincidimos con un autobús de tibetanos a los que atienden en otro mostrador. Los funcionarios chinos los tratan con desprecio, mientras los pobres tibetanos enseñan los papeles que llevan con sumo cuidado entre sus deterioradas ropas. Es una vergüenza tener que vivir eso en tu propio país, pero ¿qué remedio les queda?

Una vez pasado el control comenzamos el ascenso del primero de los puertos, el Geu – La (5170 m). Desde allí vemos con dificultad entre las nubes, tres de los cinco ochomiles que tiene el Tibet: El Cho-Oyu, el Lhot-Se y el Qomolongma. Tras una vertiginosa bajada comemos en Tashi Dzon (nosotros le llamamos Salchichón) donde volvemos a ver a otro niño con el modelo “pichica fuera”.

Es un pueblo muy rural y hemos comido en un lugar de la cadena “tú pide lo que quieras que yo te voy a poner lo que me dé la gana”, muy extendida en Tibet. Lo que pasa es que este se lleva la palma, porque a la hora de hacer la cuenta, la camarera, una chica muy joven, se empezó a agobiar porque creemos que no sabía ni leer ni sumar y que allí cobran las cosas a ojo. Al final nos apañamos.

Retomamos la etapa, pasando por algunos pueblos donde como siempre, los niños salen a nuestro paso a saludarnos sonrientes. La carretera comienza a subir el segundo puerto, el que nos llevará al monasterio de Rongbuk, que creo que ha de ser el más alto del mundo (4950m). No sé si habrá más de 4 o 5 monjes.

Unos cientos de metros más adelante hay un grupo de tiendas de campaña tibetanas donde pasaremos la noche. Dormimos los seis juntos con una chimenea alimentada con lo que le sobra al yak después de hacer la digestión…

Descansamos un poco y a pesar de estsar bastante nublado, todos menos Alfredo, que sigue con catarro, decidimos acercarnos al campamento base del Everest. El paseo no es ninguna tontería, me he sentido muy bien y muy fuerte, pero tan sólo hemos salvado un desnivel de 100 metros y no veas lo que ha costado. No me quiero ni imaginar lo que debe ser enfrentarse a un ochomil.

Una vez allí, volvemos a presentar el pasaporte y el visado de grupo…Sin embargo, está muy nublado y comienza a llover. Hace muchísimo frío y están entrando unas nubes de aupa. Así que volvemos a las tiendas, donde nos dice Dolma que estamos a algún grado bajo cero. Nos metemos en la tienda y le pedimos al fogoner que haga los honores y que le eche caca de yak (que por cierto, está al lado de mi cama) a la chimenea. Nos tratan de maravilla, nos sirven te caliente con agua que hierven sobre la chimenea. Después para cenar me pido unos noodles vegetales maravillosos. Es un lugar humilde pero limpio, que es todo un paraíso si pensamos en lo que tenemos fuera…Nos vamos a dormir temprano porque mañana es nuestra última oportunidad de ver el Everest y nos dicen que tal y como está la cosa, no nos hagamos ilusiones. Al saco, y a dormir.

Ruta de la Amistad III

Octavo día - De Shigatse a Shegar


Adaptados a la altura y después del atracón de monasterios, la mañana confirma mis sospechas: la cámara de video que había comprado en Lhasa dos días antes no funciona. No tengo el ticket porque pensé que no se rompería tan pronto y que si se rompía en España, me pillaba regular volver a Lhasa a reclamar la garantía. Así que me lo tomé con filosofía budista…

En cuanto salimos de Shigatse, los paisajes son abrumadores, montañas de todos los colores, azul, verde, amarillo, dorado… ¡¡y yo sin video!! Hacemos una parada en un pueblo perdidísimo donde nos acosan unos cuantos niños absolutamente asilvestrados. Van sucísimos y se pelean entre ellos por pedirnos dinero o lo que sea, les vale cualquier cosa. Jugueteo con ellos, pero son algo bestias…Somos el espectáculo del año en un pueblo en el que no creo que vivan más de veinte personas.

Realmente la vida en Tibet ha de ser durísima. Hay pueblos perdidos en medio de la nada más absoluta, que realmente, no sé de qué viven. No tienen agua cerca, es imposible cosechar nada allí, tan sólo hay algunas casas deterioradas y manadas de perros. Sin embargo, la gente parece muy feliz.

Tal es el revuelo que se monta que se acercan dos ancianos a vernos. Nos miran de arriba abajo. Tocan nuestra ropa, miran nuestros calzados, pero lo que más les llama la atención son los pelos de mi barba y mis piernas. No les quitan ojo, y cuando le enseño los del brazo les hizo tanta gracia, que uno de ellos que no tenía dientes, comenzó a reir dejando caer libremente un montón de baba que se llevaba el viento. Realmente, el Tibet es muy, pero que muy rural.

Después de comer en un pueblo de carretera, cruje con fuerza algo en el coche. Parece que ha reventado una rueda, pero es algo peor, se ha partido una pieza de la transmisión. Pero esta gente tiene recursos y con la ayuda de un par de tibetanos, logran reparar la avería. Para mí no fue un problema esperar ese rato, porque aproveché para hacer unas fotos muy chulas al paisaje y a algunas casas en ruinas.

Así que retomamos el camino y comenzamos la subida del puerto del Gyuatso-La (5240 metros). Los puertos aquí no son ninguna tontería. Este salva un desnivel de 1100 metros en 20 km. Sorprende que esta altura haya algunos nómadas instalados vendiendo fósiles marinos de la zona, lo que te hace recordar que en su día la meseta tibetana formaba parte del fondo marino.

Este puerto es espectacular, porque hasta él desciende un precioso glaciar procededente de un pico de 7100 metros. Y eso como si nada…Nos volvemos locos e intentamos acercarnos al glaciar, moviéndonos con dificultad por la altura a la que estamos. En ese lugar tuve sensaciones impresionantes y a partir de ahí, todo empezó a mejorar. Llevaba un día algo raro y me dio muchísima fuerza aquel lugar.

El corto trayecto hasta nuestro destino, Shegar, es simplemente alucinante, especialmente cuando por primera vez en mi vida, veo eso sí, de lejos, la cordillera del Himalaya. Pero el Everest en occidente, Qomolunga en tibetano o Sagamatha en nepalés se muestra oculto entre las nubes. Es la peor época del año en cuanto a visibilidad pero aún nos quedan dos días por delante en los que, si hay suerte, podremos verlo.

Llegamos a Shegar, un pueblo bastante feo pero en un enclave desértico que sin duda, está entre los paisajes más bonitos que he visto en mi vida. El alojamiento es muy rústico, no hay agua corriente. Hay cables de electricidad pero no hay bombillas. Los baños están en el piso de arrib y son dos agujeros cuadrados en el suelo, en los cuales tienes que afinar la puntería. Por si fallas, hay una especia de rastrillo.

De vuelta a la habitación, someto a mi cámara a una sesión de ostiaterapia, que consisitió básicamente en darle golpes contra el suelo de madera con todas mis fuerzas. Y como todos sabéis, la mayoría de las cosas vuelven a funcionar después de una buena sesión de ostiaterapia. Todo seguía mejorando...

Dejamos las mochilas y nos damos un paseo sin rumbo fijo. Alfredo sigue algo fastidiado del catarro y decide esperarnos en la carretera mientras los demás nos adentramos en un cañón en medio del desierto. Es tan bonito que se nos olvida que Alfredo debía estar esperando en la carretera. Salimos de nuevo a la carretera y Alfredo no está. De repente, un tractor a toda leche pitando y con Alfredo subido en el remolque. Aburrido, había continuado la carretera hasta otro pueblo, y para volver había negociado con aquel hombre el billete de vuelta. Nos subimos los otros cinco al remolque y fue un cachondeo, entre otras cosas porque el campesino llevaba una visera en la que ponía “Todo por el futbol”…Le dimos algo de dinero y nos despedimos entre risas. Gracias a él, llegamos a tiempo para la cena.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Ruta de la Amistad II

Séptimo día - De Gyantse a Shigatse

Nos levantamos y nos damos una vueta por Gyantse, que es una ciudad muy deteriorada y sucia de aspecto comunista en la que hay más perros que personas. También hay vacas y cabras sueltas por todos los lados. Su mayor reclamo es el monasterio de Pelkhor, que posee la mayor estupa del Tibet con 75 puertasy otras tantas capillas. Para mílo más espectacular es la muralla de adobe rojo que rodea el monasterio y la ciudad vieja y que acaba en el mágico castillo de Dzongque para defenderse de los ingleses a principios del siglo pasado.

Pero he de hacer referencia a lo mejor de Gyantse. Se trata del pantalón de moda, el pantalón "pichica fuera". Sería un pantalón normal si no fuera porque tiene una abertura hedcha por la madre del usuario para que éste haga lo suyo sin problemas. Dado el estado de los aseos aquí, creo que no nos vendría mal unirnos a dicha moda.

Abandonamos Gyuantse rumbo a Shigatse, segunda ciudad en importancia del Tibet. Su estructura es la de la típica horrible ciudad comunista china. Se vuelve a respirar la presencia militar china, los soldados hacen guardias sin mover ni un pelo. Lo más destacado de Shigatse es el monasterio de Tashilumpo. Si bien el Potala de Lhasa es la sede política del budismo tibetano, el monasterio de Tashilumpo es la sede religiosa, regentada por el Panchen Lama. Es interesante saber que a la muerte del décimo Panchen Lama, hace unos años, los monjes eligieron a su sucesor, pero el gobierno chino prefirióotro representante (el actual Panchen Lama) y desde entonces el original elegido y su familia están en paradero desconocido en algún lugar de China, ¿que os parece?

Por la tarde noche, nos dimos un paseo por Shigatse, siendo una vez más la atracción de la zona, a pesar de ser la segunda ciudad del Tibet...Bordeamos el monasterio de Tashilumpo, y la cámara que me había comprado en Lhasa dejó de funcionar. Pensé que sería la batería. Afortunadamente, no pude grabar al tío cagando que nos encontramos al torcer la esquina y que nos hizo pensar que era hora de cenar e irse a dormir.

Ruta de la Amistad I

Sexto día - De Lhasa a Gyantse

He dormido regular porque a pesar de estar en la capital del budismo, estamos alojados en el barrio musulmán, y al imán de la mezquita le gusta cantar bien tempranico. Para compensar, el día en Lhasa ha amanecido con un sol precioso. Me asomo a la ventana y veo ya el bullicio de la gente abriendo sus comercios e instalando sus puesto de mercadillo.

Sin más dilación y con unas ganas locas de comenzar lo que es uno de mis sueños, cruzar por tierra la cadena del Himalaya, cargamos la furgoneta y nos ponemos en marcha. Sin embargo, a los pocos minutos nos tenemos que detener porque hay un atasco impresionante a la salida de Lhasa. Pronto nos dice Dolma que las lluvias que han caído durante toda la noche han roto la carretera. Así que toca esperar, nos damos un paseo y hacemos algunas fotos. Al final han sido dos horas.

Salimos del atasco y ahora sí que sí. Comenzamos a subir el primer puerto. De momento, para ir calentando tiene 4000 metros. A sus pies, se encuentra el lago Yadronk, que tiene forma de serpiente y hasta una isla en medio. No tiene ni un solo pez,porquelos chinos se encargaron de esquilmarlo al inicio de su ocupación. Es grandísimo y tardamos un par de horas en culminar la carretera que lo rodea y llegar a un pueblo que hay en su orilla donde comimos como reyes (repetí dos veces). Por cierto, me he ganado el título de zampabollos del viaje porque soy el que más come con diferencia, siempre me pongo salsa picante y de momento no me he puesto malo del estómago.

Con la barriga llena se afronta mejor el mal de altura, os lo digo yo, y es que, teníamos por delante el primer puerto importante, el Karo-La, de 4900 metros. Nos bajamos del coche, porque pasa pegado a un glaciar que cae de una montaña de 7000 metros. Estamos fatigados, en parte por el mal de altura, en parte por la emoción. Volvemos al coche con dolor de cabeza ocasionado porque el cerebro se aprieta contra el cráneo intentando salir de él por la falta de presión.

A partir de aquí el camino se pone realmente espectacular. Montañas de todos los colores, azul, amarillo, naranja, rojo, dorado...y cañones profundos, nos conducen a Gyangtsé, a 3977 metros de altura. Pasamos por un gran embalse en contra del cual estaban los tibetanos, pues pensaban que al final la energía se la llevarían los chinos, y visto lo visto, creo que estaban en lo cierto.

Durante la cena, estamos todos afectados por el mal de altura , unois mas que otros, y surgen comentarios y conversaciones un tanto surrealistas. Nos reímos a carcajada limpia montándola fina en el local. Para ser la primera etapa, ha estado muy bien.

Estancia en Lhasa

Cuarto y quinto día - Por Lhasa y alrededores



En esta entrada he unido los dos días siguientes porque hemos pasado la mayor parte del tiempo visitando monastrios y flipando, al menos yo, con la devoción del pueblo tibetano. Ni en esta ni en otras entradas entraré mucho en detalles de datos porque para eso están las guías de la Lonely Planet. Más bienintentaré dar mi visión del viaje y contar algunas anécdotas.

Comenzamos la visita nada más y nada menos que vistando el palacio del Potala. Es una fortaleza en toda regla. Es imponente. Como casi todos sabréis la fachada del Potala es de dos colores, rojo y blanco. La zona blanca es la destinada a los asuntos políticos, gestionados por el Dalai Lama de cada época. La zona roja (más pequeña por cierto), para los asuntos religiosos...Su interior es un laberinto de pequeñas capillas repletas de Bhudas de todas las formas, colores y tamaño.

Al salir del templo, nos topamos con cientos de peregrinos venidos de todos los rincones del Tibet, realizando la Kora del Potala. mientras hacían girar los innumerables molinos de oración que rodean la kora. Una kora es un itinerario circular que se realiza alrededor de algún lugar sagrado. En Lhasa hay cuatro koras concéntricas que forman un mandala. Estos peregrinos nos saludaban siempre con una sonrisa y nos animaban a que hiciéramos girar los molinos de oración. Lo mejor que he encontrado hasta el momento en Tibet es su gente. Y no digo eso de todos los lugares a los que he ido, véase Noruega,Rusia e incluso Mongolia.

El siguiente templo que visitamos fue el de Drepung. Se trata de un templo semiderruido que actualmente alberga a unas decenas de monjes y que están reformando personas lqicas de corta edad. Personalmente, a pesar de su estado descuidado, me encantó pues se respiraba allí un ambiente mucho más íntimo. Además, pude contemplar la ladera de la montaña de la cual descuelgan un mandala en una fiesta que la verdad, no tengo ni idea de cuándo es ni qué celebra, pero lo vi en los documentales españoles de "El laberinto del Tibet" que os recomiendo. En es documental, flipé al ver lo que hacen con los cadáveres en Tibet. La historia es que, no hay madera para quemar ocmo en la India, y el suelo está demasiado duro y frío como para enterrar. Lo que hacen entonces, es llevar el cuerpo del difunto hasta un lugar donde, el ser más cercano, descuartiza el cuerpo, y una especie de sacerdote, con una serie de gritos y rituales, llama a los buitres, que en cuestiómn de segundos, no dejanmás que los huesos. Para rematar la faena, los huesos son machacados (incluido el cráneo) y esparcidos por la zona. Dicho así suena macabro, pero realmente, es lo único que pueden hacer para desprenderse de los cadáveres, y de acuerdo a su creencia, el alma del difunto volara en alas de un buitre, animal sagrado en su cultura, entre las también sagradas montañas himalayas. Pero lo que más me sorprendió es que yo pensaba que esto era algo relegado a las zonas más rurales y remotas, pero no, el chico que nos condujo hasta Drepung, nos dijo que ese será su final igual que el de toda la gente en Tibet, incluso en Lhasa. Lo decía con una naturalidad, que yo ya flipaba...

Al día siguiente, por la mañana, visitamos el Jokhang, corazón absoluto del budhismo mahayana. Cientos de peregrinos, la mayoría de ellos poco aseados y con aparentes pocos recursos, iban recorriendo las numerosas capillas y dejando billetes en ellas. Los billetes estaban por todas partes, en las vitrinas, en los Bhudas, por el suelo...mientras los monjes practicaban su actividad favorita, contarlos y agruparlos literalmente en sacos. Esto me confirmó mi idea acerca de cualquier religión que conozco.

Desde la parte supèrior del templo vimos como en el edificio de al lado había unos cincuenta jóvenes arreglando el techo del mismo. Llevaban consigo un palo acabado en una pieza rígida y plana con que golpeaban en suelo con el fin de apelmazarlo mientras otros echaban agua y más arena. Hasta ahí bien, pero lo mejor es que lo hacían siguiendo una coreografía estilo "follow de leader" mientras otro cantaba para animar el cotarro. Dicen que así trabajan más y se cansan menos. ¿Os imaginaís a los albañiles en España siguiendo ese método..?
Al volver a la plaza de Bharkhor, dejé mi mochila en el suelo, e inmediatamente apareció un militar chino diciéndome airosamente que no podía dejar nada en el suelo. Tampoco puedes sentarte. Les encanta hacerse notar.

Por último, por la tarde fuimos al monasterio de Sera. Allí presencié algo que pensaba que no iba a ver y que me dejó asombrado. Se trata de la dialéctica. Cada monasterio tiene su metodología para que los jóvenes monjes vayan aprendiendo las enseñanzas de Bhuda. Pues bien, en este los monjes, en grupos de cuatro o cinco, discuten y gesticulan enérgicamente como método mnemotécnico. Pero la gracia está en que cada uno de ellos está a su rollo, es decir, uno increpa a los demás con el tema que esté memorizando, y los demás le salen por peteneras con lo suyo. Me quedé un par de horas viendo cómo los monjes discutían acerca de nada. Es realmente impactante, en cuanto pueda, colgaré un video.




Con esto doy por terminada esta entrada, que desde mi punto de vista será la más rollera, porque si bien btodo el tema de la religión puede ser muy interesante, no es lo que me trajo hasta aquí como pudisteis leer en la primera entrada del blog.

Mañana empezaremos la Ruta de la Amistad, que une Lhasa con Kathmandú cruzando el Himalaya y pasando en nuestro caso por el campo base del Everest. Eso me llama más.

Sobrevolando el Himalaya





Tercer dia - De Kathmandu a Lhasa




(Antes de nada, os digo que la represion china en Tibet, tiene censurado internet, asi que no he podido actualizar el blog. Tambien es verdad que cuando nos perdimos por el Tibet profundo ni internet ni gaitas...asi que ahi va un buien atracon de entradas, que he ido escribiendo a mano. A ver si os gustan.)



Hoy es el dia en el que abandonamos temporalmente Nepal para vivir nuestra experiencia al otro lado del Himalaya, en el Tibet. Asi que nos levantamos a las siete de la manana, desayunamos y nos vamos al aeropuerto. Alli, los propios trabajadores nos piden euros diciendonos que los coleccionan. Yo les he dicho que yo tambien los colecciono, se han reido y no me han pedido mas. Un poco despues, paran a Javi en el control, y le dicen que no puede subir con dinero al avion y que debe darselo a ellos. Evidentemente, Javi no lo hace y le tienen un buen rato ahi parado insistiendo en el tema. Al final, le dejan ir...si cuela, cuela...

En cuanto al vuelo, sin duda el mas bonito de mi vida. Nepal es una sucesion continua de montanas verdisimas que van ganando en altura y que cada vez se van haciendo mas agrestes. A pesar de estar bastante nublado los picos del Himalaya empiezan a asomar, hasta que aparacen de manera bestial por encima de las nubes algunos ochomiles rodeados de gigantescos glaciares, que segun la direccion del vuelo, creemos que eran el Lhotse, Cho-Oyu y el Everest. Fue increible.

Una vez cruzado el Himalaya, la frondosidad de los bosques nepalies cambia radicalmente a la arida meseta tibetana, en mi opinion muchisimo mas bonito. Montanas peladas pero muy altas y afiladas que generan grandes valles con rios amplisimos. El avion tardo poco en aterrizar, puesto que el aeropuerto se encuentra a 3600 metros.


Tras pasar un monton de controles de la policia china, nos estaba esperando Dolma una joven tibetana que sera nuestra guia durante la estancia en Tibet. Se me olvidaba decir que entrar en el Tibet, no es nada facil. Se necesita un visado de grupo, es decir, funcionamos como una unidad, entramos seis y tenemos que salir seis...vamos, las que entran por las que salen. Ademas, es obligatorio moverse por alli con un guía, nada de ir por libre o tendras serios problemas con el ejercito chino invasor. Como es de costumbre alli, Dolma nos impuso un panuelo tibetano blanco como gesto de bienvenida. Yo ya empezaba a fliparlo.

En cuanto al clima, fresco por la altitud y seco, porque los montes himalayas frenan la humedad del monzon. En cuanto al mal de altura...todos lo notamos. Ibamos muy despacio, mareados y mas atontados de lo normal, que en mi caso, no es poco.

El aeropuerto esta bastante lejos de Lhasa, a mas de una hora, porque esa parte del Tibet esta formada por valles aridos rodeados de montanas muy altas, y precisamente en el valle de Lhasa, no hay lugar para um aeropuerto, pues el rio Lhasa no le deja sitio. Asi que la naturaleza nos brindo la oportunidad de distrutar del valle paralelo al de Lhasa, donde ya empezamos a descubrir la arquitectura y la fauna tibetanas. También hemos tenido nuestro primer contacto con el budismo tibetano.


Al llegar al hotel, madre mia lo que sufrimos para subir las mochilas por las escaleras, estabamos a 3765 metros y se notaba. Poco despues, empezamos a pasear por las calles de Lhasa...madre mia...somos los unicos occidentales!!! La gente nos mira mas a nosotros que nosostros a ellos.




Cientos de personas giran alrededor del Monasterio del Jokhang, voltenado molinos de oracion y haciendo postraciones. No me puedo creer que lo que tantas veces he visto en la tele, lo tenga ante mis ojos. El olor de los inciensarios termina de darle a todo ello un ambiente indescriptible. Hay gente muy diferente, de todo tipo de etnias tibetanas con ropas y peinados muy distintos.




Entre todo este desfile de religiosidad, se entremezclan constantemente, desfiles de patrullas de militares chinos armados con escopetas, a los que no puedo hacer fotos, ya les pillare despistaos. Tambien los hay en las azoteas de las casas.

Asi que nos metimos en un sitio en el que solo servian momos (una especie de empanadilla rellena de algo...) y sopa de yak. Era un tugurio increible pero fue toda una experiencia. La gente nos miraba y se reia sin parar. Empezamos a constatar que en Lhasa nadie habla ingles y que no estan nada acostumbrados a los occidentales. Comimos los seis por 3 euros...


Salimos de la plaza Durkhar y tras caminar un rato, salimos del centro de Lhasa y nos encontramos ante el palacio de Potala. Se hizo el silencio en el grupo y se nos pusieron a todos los pelos de punta. Todos coincidimos en que no nos esperabamos que fuera tan grande e imponente. Es de noche y sacamos unas fotos preciosas, pero tendremos que esperar a manana para verlo por dentro.


De vuelta al centro de Lhasa, pasamos por una tienda de alimentos hiperlujosa para los turistas chinos, que son el 90%, en la que vendian toda clase de marranadas. Lagartos voladores aplastados, caballitos de mar...pero lo maximo fueron los gusanos secos a 7600 euros el kilo, si si, 7600 euros!!!


Despues de eso, nos dimos un paseo por la noche por las silenciosas y tranquilas calles de Lhasa en las que quedaban muy pocos peregrinos con sus rezos y postraciones, pero en las que se respiraba un ambiente aun mas espiritual. Dimos unas cuantas vueltas al Jhokhang y a dormir, que al dia sigueinte nos esperaba el Potala y el mitico monasterio de Drepung.

lunes, 26 de julio de 2010

Todo va muy bien















Segundo día - Paseando por Kathmandú y por Patán

Hola de nuevo, finalmente he podido conectarme y esta vez la conexion va algo mejor, y ya me estoy acostumbrado al teclado sin teclas...


¿Por donde empezar? a ver...ayer justo despues de escribir en el blog, por la oscuras calles de Kathmandu (donde la unica iluminacion que existe es la budista, porque en las calles no hay absolutamente ninguna luz) empece a escuchar una musica de percusion tibetana bastante triste. Poco despues empezarona oirse lamentos y lloros que generaban una atmosfera realmente sobrecogedora. Era un funeral tibetano, en el que llevaban un cadaver amortajado, junto con un cortejo que se perdia bajo la lluvia entre las sinuosas calles de Thamel. Con ese recuerdo y bastante cansado por las horas de vuelo, me fui a dormir que falta hacia..
Hoy nos hemos pegado un buen tute. Esta mañana hemos ido al templo budista - hinduista de Swayambhunath.
Para acceder alli hay que cruzar las anarquicas calles de Kathmandu y subir unas escaleras increiblemente empinadas.
El lugar esta dominado por una cantidad importante de monos que te miran desafiantes y que no dudaran en morderte si te acercas demasiado a ellos.




Tambien se disfruta de unas vista espectaculares del valle de Kathmandu.



De ahi nos hemos ido hacia la Plaza Durbar ( plaza mayor), una vez mas por las calles de Kathmandu, donde la pobreza y sobretodo la suciedad me han dejado alucinado. Vease el maravilloso rio lleno de basuras con los dos gorrinos y el pajarraco:


El olor es indescriptible. Kathmandu no lo han limpiado en la vida, sin bromas, es asi, pues no hay servicio de limpieza ni recogida de basuras. Pero cuando crees que te has acostumbrado a ese olor, te llega una rafaga que flipas, procedente de algun animal muerto o de algun lugar lleno de excrementos (humanos incluidos). Me han comentado que Nepal es el pais mas pobre de Asia, y no me extraña nada. Gente realmente mal, que no tienen mas que lo puesto, niños que te persiguen durante varios minutos pidiendote dinero. Pero lo que mas me ha impresionado han sido algunos grupos de niños de no mas de 6 años esnifando y compartiendo pegamento con un colocon considerable. Habia oido hablar de ello, pero cuando lo ves a tu lado, al menos a mi, no me ha dejado indiferente.


Lo cierto es que la amabilidad de la gente, que siempre te miran con una sonrisa y un "Namaste", hace que todo ello pase casi desapercibido. Realmente nos estamos sintiendo muy bien aqui. Estamos muy a gusto.


Continuando un largo paseo, nos hemos ido andando a Patan, un pueblo a unos cuantos kms de Kathmandu, que antes de la unificacion era un reino independiente. La plaza Durbar de Kathmandu es espectacular. Una serie de preciosos edificios medievales,. y un ambiente mucho mas tranquilo y pueblerino que en Kathmandu.



Alli, nos ha sorprendido una lluvia torrencial, y hemos optado por coger un taxi, que nos ha llevado como un loco hasta el albergue. Alli, Alfredo, Yolanda y yo hemos ido a comprar algunos articulos de montanha que necesitabamos y ha sido toda una experiencia, pues hemos acabado en a una tienda-tugurio. Era un segundo piso sin luz en el que el duenho nos subia por la escalera iluminando con su movil. Se veian algunas cosas moverse entre la oscuridad, asi que preferiamos no mirar. Al final me he comprado dos pantalones, un impermeable y una mochila, todo mas falso que Judas, por 40 euros, que he pagado en una mezcla de euros, dolares y rupias, jejeje.


Por ultimo, comentar que la comida esta muy bien aunque pica como un demonio. Hoy hemos comido una arroz Biryani, tras el cual me podia haber comido una esponja frita, porque picaba...nos ha costado todo 11 euros!!!, con cervezas de 650 ml (asi son aqui). Y esta noche hemos cenado dhaal bhaat, que es arroz con pollo y una salsa de lentejas que esta realmente bueno. Unos dos euros por persona...esta bien, no?


Bueno, como ya sabeis, mañana nos vamos al Tibet durante diez dias, pasando por el campo base del Everest. Por el tema de la represion china, no creo que tenga acceso a internet, asi que a la vuelta, supongo que tendre bastantes cosas que contaros. Siento mucho no subir fotos, pero la conexion va lenta, y mañana hay que madrugar.


Muchas gracias por seguirme la pista.