viernes, 13 de agosto de 2010

Como un rey

Decimotercer día - Paseando por Pokhara


Amanece en Pokhara, me asomo al hotel y justo en frente tengo el lago Phewa, que es el segundo más grande de Nepal. El lago está rodeado de montañas, que como siempre, parecen pequeñas por la comparación con las demás, pero que no lo son. Encima de la que tengo enfrente3, hay una estupa, llamada Estupa de la Paz Mundial...estos no se andancon tonterías, ya que se ponen...

Para llegar hasta ella, lo primero que hay que hacer es cruzar el lago, para lo cual hay una gran oferta de barquichuelas de todos los tipos. Tras regatear unos cuantos precios, cogemos la que nos ofrece el que más fumado iba. En mi opinión es un buen criterio...Una vez en la otra orilla y con una humedad y un calor tremendos, hay que tirar para arriba. Aunque no tiene nada que ver con lo que vendrá a partir de mañana en la Ruta de Jomsom (Annapurnas), me sirve para constatar que me siento muy bien y muy fuerte.

La verdad es que en mi opinión la estupa no vale mucho, lo mejor es la vista que hay desde allí. Se ve el lago al completo, Pokhara, el Machhapuchre y algunos picos más altos aún.

El camino de la parte de atrás de la montaña, discurre por una zona llena de casitas de labranza y rebaños de animales. La vista hacia los campos de arrozales brillantes por el sol es preciosa. Al final del camino se llega a una zona de Pokhara que nada tiene que ver con la parte turística donde se encuentran los alojamientos y servicios. Así que negociamos con un hombre que nos lleve en su furgoneta destrozada hasta un asentamiento budista tibetano que hay a unos km de la ciudad. Se supone que los monjes allí tocan música diariamente a las 15:30, pero ese día tienen preparación de exámenes y no hay función. Así que lo más destacado en mi opinión es el restaurante donde hemos comido, un lugar lleno de fumetas de marihuana en el que, como no podía ser de otra manera, han tardardo hora y media para ponernos unos spaguetis, pero no se han estresado, hay que entenderlos.

El taxista nos deja en la Vieja Pokhara y nos pide más dinero del acordado. A pesar de que intentamos decirle que no habíamos quedado en eso, se pone algo violento, y preferimos evitar conflictos. La realidad es que ha sido el único detalle feo que hemos tenido en toda nuestra estancia aquí. El camino de vuelta a la Pokhara nueva nos ha llevado toda la tarde con un sol y una humedad terribles. He acabado mi crema protectora factor 50 y aún así se me ha quemado el cartón.

Después de cenar, doy un paseo por la calle que va pegada a la orilla del lago y me asomo a los numerosos puestos y tiendas. Hay cosas superchulas para hacer regalos, pero lo dejaré para cuando volvamos de la ruta. En uno de los bares que dan al lago, hay música en directo, están tocando Creep, de Radiohead, así que me voy a la cama con la canción en la cabeza. Sólo son las 9 de noche, pero aquí oscurece muy temprano y además, mañana hay que levantarse a las 4 para coger el avión.

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