sábado, 21 de agosto de 2010

Ruta Annapurna III

Día Decimosexto - De Jomsom a Kalopani


He dormido muy bien, a pesar de los mosquitos topógrafos. Son una especia autóctona de esta zona de Nepal y tienen la particularidad de que, con sus picaduras te hacen el mapa de la zona en relieve por todo el cuerpo. Y es gratis.

Llega el momento del desayuno, sentado en la mesa, cuál es mi sorpresa cuando la mujer me planta dos platos de arroz gigantes. Le digo "...gracias, eres muy amable pero te había pedido dos huevos fritos". Es decir, le dije "two fried eggs", pero ella entendió "two fried rice". Tras la confusión, yo se lo repetía una y otra vez, y ella insistía en que sí, que ahí estaba lo que había pedido. Al final, le hice el dibujo de un huevo y entendió lo que quería...cosas del idioma.

Como ya he dicho alguna vez, hay cosas que por sí solas serían suficientes como para ir hacer este viaje, y la etapa de hoy, es otra de ellas. Ha sido una etapa precisosa y mi videocámara que no ha funcionado en todo el día, a pesar (o por culpa) de la sesión de ostiaterapia a la que la he sometido.

El pasisaje ha ido cambiando a medida que iba desciendo metros, siguiendo el curso del Kali Ghandaki, un caudoloso y violento río, que forma, con 7000m, el cañon más profundo del mundo. Y es que, el Kali Ghandaki discurre en su tramo final a 800m y tiene a un lado el Annpaurna I (8091m) y al otro el Dhaulagiri (8167m).

Así que la etapa ha comenzado en la zona árida y desértica de Jomsom a la zona boscosa y llena de agua del valle de Kalopani. Pero para llegar de un lugar al otro, el camino ha ido pasando por pueblos preciosos, cuidadismos y decorados con un encanto increíble. Me he cruzado con mucha gente que como siempre me saluda con un "Namasteeeeee", jejejeje. También me he cruzado con muchos porteadores de mercancía entre pueblos. Suelen ir descalzos o con unas chanclas petarderas, pero tienen unas piernas muy fuertes y fibrosas. A algunos de ellos, a los que no veía muy cansados o los que estaban parados descansando, les preguntaba por el siguiente pueblo para saber si iba bien, aunque la verdad es que el camino no tiene pérdida.

Uno de los pueblos por los que debía pasar es Marpha. Es un pueblo precioso en la ladera de un valle. Está lleno de huertas, frutales y animales domésticos. La gente aquí es muy rica, tienen de todo. Incluso el "ayuntamiento" del pueblo multa a quien ensucie el pueblo, incluso deben estar atentos a que sus animales no suelten sus sustancias de deshecho por las calles.

Además, en este pueblo se cultivan muchas manzanas, según se dice, las mejores de Nepal. Así que, tenía que probarlas. Compre cinco, y la verdad es que estaban muy buenas. Son verdes y un poco ácidas. Con ellas, también hacen tartas y licores. Me compré tres botellitas...porque nunca se sabe.

Quiero hacer un comentario hoy a algo que no sale en las fotos ni en el video, a veces afortunadamente, y a veces no. Me refiero a los olores. Ya he hablado de los de Kathmandú. Pues bien, los de la etapa de hoy han sido parte crucial. Ha habido olores de frutales, de flores, de la humedad del bosque, y al final de la etapa, en una zona que me ha recordado a Galicia (incluso había hórreos), el olor de las chimeneas. Cada uno de esos olores han dado el matiz último a la mezcla de sensaciones que conforman el recuerdo de cada momento.

En Kalopani, destino de la etapa de hoy, parecía que era "el Día Mundial del Tejado". Estaba todo el mundo arreglando el suyo, con el mismo material que lo hacían en Lhasa, pero esta vez sin coreografía. El alojamiento es muy bueno y me pego una duchaca de agua caliente que marca un antes y un después en la historia de las duchas con agua caliente. Ceno pollo, no Dhal Baat, no porque no me apetezca, sino porque me siento un poco obsesivo...

Está lloviendo, pero hace una noche magnífica. Me voy a la cama rezando el "Oh mani padme hum", para que mañana esté despejado y pueda ver el Annapurna y el Dhaulagiri.

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