viernes, 13 de agosto de 2010

Ruta de la Amistad VI

Undécimo día - De Zangmu a Kathmandú


Casi sin darnos cuenta, llegamos al último día de la Ruta de la Amistad. Atrás quedan muchos monasterios, molinos de oración, la represión china, los paisajes sobrecogedores, el Everest, la comida tibetana...y sobretodo la gente. Y hablando de gente, es hora de despedirse de Dolma, nuestra guía (obligatoria en Tibet) que se ha desvivido por nosotros. Y el chófer, que nunca supe su nombre, un poco loco, tenía la capacidad de hacer cualquier cosa mientras rezaba sin parar, desde la mañana hasta la noche.

En fin, nos despedimos de ellos en la frontera, donde a las diez en punto entran en fila india (¿por qué se llama india? precisamente los indios que he visto no son muy ordenados guardando cola...) ocho policías chinos. Empieza el trámite. Nos registran de arriba a abajo y...premio!!! me quitan la guía del Tibet, porque claro, no es bueno para el orden cosmológico universal llevar una guía de un país que no existe... Me habían advertido que la escondiera, pero la verdad es que me jodía, además de que no me apetecía desmontar la maleta...

La frontera es realmente un caudaloso y potente río cuyas dos orillas son mundos muy diferentes. Nada más cruzar el puente, lo que más llamó mi atención fue volver a percibir ese olor...Mentiría si digo que es agradable. Una vez más el caos, los animales sueltos, la gente descalza, los coches pitando...estamos de nuevo en Nepal. Pero si bien la primera impresión no fue muy agradable, la realidad es que en esta ocasión sentí cierto bienestar con este reencuentro.
Dolma se había puesto en contacto con el hotel de Kathmandú, y estaban esperándonos en la otra orilla. La "carretera" había desaparecido en varios tramos debido a las fuertes lluvias de la noche anterior. Los resto de ella estaban ahora en el barrranco. Muchos trabajadores retirando piedras gigantes sin ningún tipo de máquina. Así que tienen que ir a buscarnos en 4x4 para pasar esas zonas (que eran pa cagarse) y después continuar con una furgoneta.

De camino a Kathmandú y al paso por Bhaktapur,vemos mucha presencia policial armada con escopetas más grandes que los policías. Me comenta el chófer como lo más normal del mundo que ayer un jefe ha matado a su empleado y que la gente se ha puesto de huelga (las huelgas aquí no consositen en no ir a trabajar y quedarse en la cama, sino básicamente en montarla fina). Hablo con él y me comenta que no hay problema, que sólo afecta a Bhaktapur y que en ningún caso se verán afectados los turistas.

Así que continuamos hacia Kathmandú, y nos vemos retenidos en un atasco durante dos horas, y es que una de las entradas a la ciudad está cortada porque una empresa japonesa está ampliando el acceso, construyendo una carretera en la que los coches podrán ir a la vertiginosa velocidad de...60 km/h. Se le salen los ojos de la emoción mientras me lo cuenta...

Al llegar a Kathmandú, es la hora de salida del colegio, y me sorprende tremendamente el contraste entre los estudiantes, que van perfectamente uniformados, ellos y ellas, con trajes planchados azules claritos y corbatas oscuras, y la mierda que lleva el resto de la gente, que no ha visto el agua ni en foto. No entiendo nada.

Al final, llegamos al Int. Guest Hostel, donde nos alojamos y empezamos a preparar la Ruta de los Annapurnas. Mañana bien temprano cogemos el vuelo hacia Pokhara, que es la puerta de entrada para la ruta.

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